La visita de Joe Biden a Arabia Saudita fue un fracaso sin beneficios

En su primera visita como presidente de Estados Unidos a Israel, Cisjordania y Arabia Saudita, Joe Biden no sólo regresó con sus carpetas vacías, sino con más interrogantes acerca de su responsabilidad y capacidad al frente de la Casa Blanca. Expertos coinciden en que el viaje relámpago del presidente Biden, además de ser un error estratégico económicamente en busca del petróleo saudita, en política también constituyó un fracaso. No hubo nada novedoso que elogiar de sus encuentros en Israel. Tampoco algo destacable en las históricas relaciones impulsadas por otros mandatarios estadounidenses, con el propósito de mantener la fortaleza del estado israelí en el Medio Oriente.Respecto a Arabia Saudita, la visita concluyó sin acuerdo alguno, ni siquiera un compromiso para que el gigante petrolero del mundo incrementara su producción. El objetivo de Biden era aliviar los altos precios internacionales del barril de crudo, en medio de una crisis energética creada en Europa con la guerra en Ucrania y las sanciones a Rusia, y agudizada en otros países después del estallido del conflicto bélico y los problemas causados por China.

En EEUU, la inflación de 9,1% registrada en junio resume en parte su fallida política económica de cambio climático, gastos sociales excesivos e intereses internacionales, sobrepuestos a las crisis internas generadas por su propio gobierno. El caos humanitario y económico en la frontera sur forma parte de una extensa lista. «El viaje mereció la pena para sus anfitriones de Israel y Arabia Saudita, que obtuvieron lo que querían… No está claro lo que ha conseguido Estados Unidos», dijo a The Washington Post Randa Slim, investigadora principal del Instituto del Medio Oriente. En política, Biden se jactó de ser un escudero de los derechos humanos y prometió que trataría a Arabia Saudita como “paria” por el brutal asesinato del corresponsal de The Washington Post, amigo cercano de Osama Bin Laden, Jamal Khashoggi. Biden recalcó a sus seguidores que respondería con firmeza contra la dinastía saudita, pero… todo quedó en promesas.

La desesperada e innecesaria búsqueda de petróleo

Sin embargo, a pesar de lo que afirma la prensa liberal, el principal objetivo de Biden en esta visita no fue diplomático ni político, sino económico. Otro intento desesperado de la Casa Blanca para bajar los precios del petróleo, después de que el gobierno actual regresara a EEUU a la dependencia energética exterior y los precios internacionales del crudo. “Cuando usted anuncia una visita de este tipo es algo programado y con negociaciones anticipadas para llegar a acuerdos o firmas importantes. En la llegada de Biden a Israel no ocurrió nada trascendente, solo se reiteró el apoyo a la industria armamentista que desarrolla los misiles antibalísticos del DOMO y otros sistemas, mediante el Departamento de Defensa de ambos países y las industrias tanto de Israel como de Estados Unidos”, dijo a DIARIO LAS AMERICAS, Octavio Pérez, coronel retirado del Ejército de EEUU, reconocido experto militar y analista político. «Por su parte, en el tema palestino-israelí, que ha sido problema para ocho presidentes estadounidenses, tampoco se vio ningún avance». En relación con los encuentros de Biden en Arabia Saudita, Pérez comentó.

“Necesitamos recordar que el candidato a la Presidencia Joe Biden habló horrores de ese país y lo desacreditó por la muerte de Jamal Khashoggi. Incluso, cuando Biden llega al poder como continuidad de la misma política de Barack Obama, le corta a Arabia Saudita el suministro de misiles, porque dijo que los sauditas les estaban disparando misiles a los hutíes en Yemen. Con esto, ya la relación se fue a pique”. “Primero, hablar de derechos humanos en el Medio Oriente es risible, a pesar de que Arabia Saudita en los últimos dos años ha llegado a un punto de reflexión donde les han dado permiso a las mujeres para conducir, a compartir otros trabajos. Sin embargo, hay mucha tela que cortar sobre derechos humanos”.

Las expectativas sobre Biden

En su discurso frente a varios líderes del Golfo Pérsico, el mandatario señaló que «Estados Unidos tiene una visión clara de los desafíos en el Medio Oriente y dónde tenemos la mayor capacidad para ayudar a impulsar resultados positivos. No nos vamos a ir y dejar un vacío para que lo llenen China, Rusia o Irán».

«Quien esperaba una lista de logros se ha equivocado de visita», comentó Hussein Ibish, investigador residente principal del Instituto de los Estados Árabes del Golfo en Washington. «Biden no fue con una lista de verificación, sino con una agenda a largo plazo».

Al parecer, todas las agendas del presidente Biden son a largo plazo, sin resultados palpables y meras expectativas en un mundo moderno extremadamente cambiante, que exige acciones efectivas a diario y en particular en el puesto de líder mundial, que por lo visto le queda grande al exsenador y exvicepresidente norteamericano.

Para muchos expertos, Biden se ha convertido en el mandatario “futurista” y el “creador de crisis” en el presente. Para la mayoría de los estadounidenses, su gestión es sinónimo de fracaso.

Biden explicó que su viaje estaba destinado a «promover los intereses de Estados Unidos», una probable alusión a la necesidad de impulsar una mayor producción de petróleo del mayor exportador de crudo del mundo.