Un nuevo mundo que podría ser habitable, según la NASA

Este mundo, que orbita la fría estrella enana K2-18, ha capturado el interés de la comunidad científica por sus características únicas. Ocurre que en nuestro Sistema Solar no hay mundos como K2-18 b, que tienen dimensiones intermedias entre la Tierra y Neptuno. Esta rareza los convierte en el centro de muchos debates entre los astrónomos, según indica la Agencia Espacial Europea (ESA).

Las recientes observaciones del James Webb han confirmado la presencia de moléculas portadoras de carbono, como metano y dióxido de carbono, en la atmósfera de K2-18 b. A esto se suma la detección, aunque aún no confirmada, de una molécula llamada dimetil sulfuro (DMS). En nuestro planeta, la principal fuente de DMS es el fitoplancton marino, lo que podría sugerir, de confirmarse, la presencia de formas de vida semejantes a las terrestres.

Los próximos pasos involucrarán más observaciones con el telescopio James Webb para obtener datos precisos sobre el exoplaneta. En ese tono, Madhusudhan concluye: “Nuestro objetivo final es la identificación de vida en un exoplaneta habitable, lo que transformaría nuestra comprensión de nuestro lugar en el Universo”.

Además, K2-18 b no es una completa novedad en la astronomía. Ya en 2019 fue reconocido como el primer mundo rocoso en la zona habitable -la región alrededor de una estrella donde las condiciones podrían permitir la existencia de agua líquida- en cuya atmósfera se detectó agua. A pesar de orbitar muy cerca de una estrella enana roja, las condiciones de irradiación en K2-18 b son similares a las de la Tierra.

“Aunque este tipo de planeta no existe en nuestro sistema solar, los subneptunos son el tipo de planeta más común conocido hasta ahora en la galaxia”, explicó el miembro del equipo Subhajit Sarkar de la Universidad de Cardiff. “Hemos obtenido el espectro más detallado de un subNeptuno en la zona habitable hasta la fecha, lo que nos ha permitido determinar las moléculas que existen en su atmósfera”, agregó.

Caracterizar las atmósferas de exoplanetas como K2-18 b (es decir, identificar sus gases y condiciones físicas) es un área muy activa en astronomía. Sin embargo, estos planetas se ven eclipsados, literalmente, por el resplandor de sus estrellas madre, mucho más grandes, lo que hace que explorar las atmósferas de los exoplanetas sea particularmente desafiante.

“Este resultado sólo fue posible gracias al rango extendido de longitudes de onda y a la sensibilidad sin precedentes de Webb, que permitió una detección sólida de características espectrales con sólo dos tránsitos. A modo de comparación, una observación de tránsito con Webb proporcionó una precisión comparable a ocho observaciones con el Hubble realizadas durante unos pocos años y en un rango de longitud de onda relativamente estrecho”, dijo Madhusudhan.

“Estos resultados son el producto de sólo dos observaciones de K2-18 b, y hay muchas más en camino. Esto significa que nuestro trabajo aquí no es más que una demostración temprana de lo que Webb puede hacer, que es observar exoplanetas de zonas habitables”, concluyó el miembro del equipo Savvas Constantinou de la Universidad de Cambridge.