Los edulcorantes artificiales se popularizaron cuando empezaron a incluirse en las comidas dietéticas. Sin embargo, su uso podría no ser tan benéfico, indicó recientemente la Organización Mundial de la Salud. Recomendó para el uso de los edulcorantes sustitutos del azúcar, un grupo de productos definidos como todas las sustancias endulzantes sintéticas o extractos naturales que no sean clasificadas como azúcares naturales.
El alto consumo de azúcar libre está asociado con la obesidad y, por consecuencia, con una serie de enfermedades crónicas, que incluyen varios tipos de cáncer, diabetes, enfermedades del corazón y trastornos del esqueleto y las articulaciones.
Como consecuencia, desde hace muchos años se ha buscado alternativas al azúcar, habiéndose desarrollado una serie de sustancias químicas llamadas edulcorantes sin azúcar. Estas se ha presentado como alternativas bajas en calorías o sin calorías, generalmente se comercializan como ayuda para la pérdida de peso o para el mantenimiento de un peso saludable, y con frecuencia se recomiendan también como un medio para controlar la glucosa en la sangre de personas con diabetes.

El más antiguo de los edulcorantes sin azúcar es la sacarina. Esta fue descubierta por casualidad en 1879, cuando investigadores de la Universidad Johns Hopkins buscaban desarrollar cierto medicamento y se dieron cuenta de que una de las sustancias descubiertas tenía sabor dulce.
La sacarina fue prohibida en los años de 1970, por un estudio canadiense que lo relacionó con cáncer de la vejiga en ratones, pero en la actualidad, la sacarina, que es de 200 a 700 veces más dulce que el azúcar de mesa, está aprobada por la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) de Estados Unidos para su uso como sustituto del azúcar para cocinar o para uso en la mesa, así como en alimentos procesados y, bajo ciertas condiciones, en la elaboración de bebidas.
- El acesulfamo K, que es 200 veces más dulce que el azúcar blanca;
- El aspartame, también 200 veces más dulce; el advantamo, 20.000 veces más dulce;
- El neotamo, de 7.000 a 13.000 veces más dulce; la sucralosa, 600 veces más dulce,
- Y la estevia, que es un extracto de la planta del mismo nombre, y es de 200 a 400 veces más dulce que el azúcar blanca.
El ciclamato es el único edulcorante sin azúcar prohibido en Estados Unidos desde 1970, por haber sido relacionado en estudios con el desarrollo de cancer. Sin embargo, este edulcorante sin azúcar está aprobado en Canadá, Europa y otros países. Los edulcorantes substitutos del azúcar están disponibles en restaurantes y otros lugares en vistosas bolsitas de papel de diversos colores.
Los endulzantes más comunes que se empaquetan son, el de sobre blanco para la azúcar blanca normal; el rosado para la sacarina, el celeste para el aspartamo, con marcas comerciales como el Equal y el amarillo para la sucralosa por ejemplo el Splenda.

El consumo de edulcorantes y el aumento de peso
Por otro lado, los estudios en grupos de voluntarios seguidos durante cierto tiempo encontraron que una mayor ingesta de bebidas edulcoradas sin azúcar estuvo asociada al aumento de peso y a un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares, y a una mayor mortalidad por todas las causas.
Otro tipo de estudios, llamados de casos y controles, encontraron una asociación, aunque con evidencia de certeza muy baja, entre el uso de sacarina y el cáncer de vejiga, sin haber encontrado otras asociaciones significativas con otros tipos de cáncer.
Los estudios en niños no fueron concluyentes. Y los estudios en mujeres embarazadas encontraron que el uso de edulcorantes sin azúcar estuvo asociado con un mayor riesgo de parto prematuro y con un mayor peso en el recién nacido. Ambas evidencias, aclaran los autores, tuvieron una certeza de evidencia baja y muy baja, respectivamente.
En otras palabras, endulzar el café de la mañana u otras bebidas con un par de cucharaditas de azúcar es muy probable que no haga ningún daño ni contribuya al aumento de peso. Eso eliminaría el uso de sustancias químicas extrañas, que se ha sugerido que pueden cambiar la composición de las bacterias intestinales, que uno pueda estar usando simplemente por una costumbre y por la falsa creencia de que nos puedan estar ayudando a bajar de peso.
El punto principal es desarrollar la disciplina de alimentarnos con una abundancia de frutas y vegetales y porciones pequeñas de los demás alimentos.