¿Racismo dentro de las universidades en EEUU?

La Corte Suprema de nuestro país acaba de dictaminar que los procedimientos para la admisión a las universidades, basados en el color de la piel o el origen étnico de los solicitantes son inconstitucionales. Y eso, por sí mismo, genera racismo. «El alumno debe ser tratado en función de sus experiencias como individuo, no en función de su raza», argumentó el presidente de la Corte Suprema, John Roberts.

La decisión de los seis jueces conservadores del Máximo Tribunal ubica dentro de la Constitución la línea de freno a una tendencia en las últimas décadas de las archiconocidas y polémicas cuotas étnicas en los centros de educación superior, que se conviertieron con el tiempo en otro herramienta discriminatoria.

Los ejemplos son innumerables dentro de la frustración de padres e hijos blancos americanos o extranjeros de raza blanca que en ya no pocos ocasiones han sido despojados de su inteligencia, capacidad y coeficiente intelectual, de un futuro prominente, por la simple tendencia «progresista» (socialista) que ha revertido la discriminación real que sufrieron los negros y latinos hace más de medio siglo en EEUU para dar paso a un impositivo y partidista capítulo de la historia estadounidense fundamentado en atisbar la presencia de minorías en la sociedad en medio de la segregación a los blancos.

La inmensa mayoría del pueblo estadounidense, sin importar filiación partidista e ideológica, valora la importancia de que la sociedad por sí misma defienda los valores y derechos de cada persona sin medir el color de la piel, raza, sexo o procedencia. Y es un tema que se hace irrefutable en la era moderna.

El eslogan de la izquierda

Y como era de suponer, el presidente Joe Biden dijo estar «fuertemente en desacuerdo». «La discriminación sigue existiendo en Estados Unidos», afirmó. «La decisión de hoy no cambia eso. Es un hecho simple que si un estudiante ha tenido que superar la adversidad en su camino hacia la educación, las universidades deben reconocerlo y valorarlo». «No podemos permitir que esta decisión sea la última palabra», añadió el Presidente, para quien «este no es un tribunal normal».

En reiteradas ocasiones Biden ha desacreditado las decisiones de la Corte Suprema que avalan los valores conservadores sobre los que se fundó esta gran nación. Hoy los liberales en el país se empecinan en transformar el capitalismo tradicional conservador en un experimiento del marximo cultural en la mayor potencia del planeta.

Algunos argumentan que la llamada «discriminación positiva» ayuda a sacar las minorías de los ámbitos de probreza y delincuencia, pero en EEUU existen múltiples programas estatales y federales con ese propósito, además de planes de estudio en los «colleges» que amplían las posibilidades.

Los gobiernos estatales y federales estadounidenses, las instituciones de educación, las organizaciones no gubernamentales, fundaciones y los bancos ofrecen a millones de familias de bajos ingresos programas de beneficio para que los niños y adolescentes puedan salir de un entorno hostil y poco favorable a su futuro.

Los tres jueces progresistas de la Corte Suprema de EEUU elevaron las críticas sobre el dictamen, el mayor peligro para una entidad judicial que debe hacer cumplir las leyes y los derechos individuales plasmados en la Constitución de EEUU, no defender dogmas partidistas ni tendencias ideológicas liberales y socialistas contrarias a esta gran nación conservadora, y que además han demostrado [durante décadas] que sólo sirven instrumento de destrucción de la prosperidad económica, la democracia y como desarticulación de la armonía social.