En el marco de la libre expresión social, un considerable grupo de ciudadanos recorrieron la popular arteria Ocean Drive, en South Beach Miami, este sábado. El objetivo de la misma, fue “despertar a la conciencia” de la sociedad, que reconsidere su relación con el mundo animal. Portaban pancartas con diversas consignas, en donde expresaban con breves frases, mensajes de reflexión. Entre otras expresiones impresas en flyers decian: “Los animales son individuos con personalidades únicas, al igual que los humanos. Una sociedad justa permite que los individuos vivan libres de explotación y condena a quienes pretenden subyugar a otros por cualquier motivo. El mismo principio debe aplicarse tanto a los humanos como a otros animales. Los animales existen por sus propias razones, no para servirnos como herramientas de laboratorio, perritos calientes, suéteres de lana o payasos de circo. Les debemos a ellos no permitir que nuestras opciones de consumo financien a quienes abusan de ellas. Es esencial que, en cambio, cuestionemos las suposiciones y el lenguaje especistas que están entretejidos en el tejido de todas las sociedades humanas. Proclamemos sin dudarlo que todos somos animales y comencemos a dar a los demás animales el respeto que se merecen.
¿Pero somos tan diferentes? Todos los seres sintientes, todos los animales, sean humanos o no, tienen similitudes fundamentales, entre las que se encuentran nuestro deseo de vivir y nuestra capacidad para sentir, como el amor, la alegría, la tristeza y el dolor. Una montaña cada vez mayor de evidencia demuestra que otras especies animales pueden entender cantidades numéricas y comunicarse usando sus propios idiomas, disfrutar de vínculos sociales complejos y sacrificar su propio bienestar por el bien de los demás. Algunos tienen enormes capacidades que ni siquiera podemos comprender: las aves, por ejemplo, pueden volar miles de kilómetros alrededor del mundo y usar el campo magnético de la Tierra como guía en las noches en que las estrellas no son visibles. Hace dos siglos, la teoría de la evolución de Darwin mostró que los humanos y otros animales comparten un ancestro común, demoliendo así cualquier base intelectual para el especismo. Lo que queda hoy es una ideología perniciosa basada no en el pensamiento racional sino en la creencia dañina de que “el poder hace el derecho”. La noción errónea de que nuestra capacidad para oprimir a otros e ignorar su sufrimiento justifica tales acciones es lo que ha causado la explotación de mujeres, inmigrantes, y miembros de varias razas y religiones a lo largo de la historia.