La ola roja que se esperaba no sucedió y Joe Biden respira aliviado. Sin embargo, los resultados de las elecciones de medio término todavía están en proceso y aportan elementos para distintas interpretaciones. Tan cierto como que los demócratas hicieron una elección mejor a la que esperaba, es otro dato que acaba de conocerse: los comicios para la Cámara de Representantes arrojaron una cifra sorpresiva, que no tuvo la repercusión que podría tener.
Cuando se combinan las 435 elecciones a la Cámara, los republicanos están superando a los demócratas por aproximadamente 3,5 millones de votos, una señal que confirma la preferencia de los votantes por el Partido Republicano y los costos que representó para el Partido Demócrata el desgaste de la administración Biden y la tasa de inflación más alta de las últimas cuatro décadas.
Aunque todavía se están contando las boletas en estados como California, donde los demócratas pueden recuperar terreno, los resultados provisorios indican que los republicanos ganaron en la contienda general en la que obtuvieron 53 millones de votos contra 50 millones de los demócratas.
De acuerdo a un trabajo publicado por The Washington Times, los especialistas estiman que los republicanos cerrrán el conteo con una ventaja de alrededor de 3%. Sin embargo, la cuenta no alcanza para ganar la Cámara de Representantes con la amplitud que se suponía y llevara a los republicanos a obtener 222 bancas, casi 10 menos de las que esperaban lograr en esta campaña.
De acuerdo a la información del sitio de datos electorales TheGreenPapers.com, hasta el cierre de la semana pasada, los republicanos habían obtenido 53,924 millones de votos en las contiendas por la Cámara y los demócratas habían reunido 50,436 millones de votos. Comparado con las elecciones legislativas de 2018, esa cifra representa un crecimiento de 3 millones de votos más para los republicanos. Sin embargo, el dato más contundente es otro: los demócratas perdieron en noviembre 10,3 millones de votos en relación al test electoral de 2018, cuando consiguieron 60,7 millones de votos y lograron una ventaja de 235-199 en la Cámara.
“En pocas palabras, los republicanos obtuvieron los votos que necesitaban, pero no donde más los necesitaban”, escribió Charlie Cook, analista y fundador de Cook Political Report, en un artículo posterior a las elecciones para explicar la diferencia entre los datos y el resultado general. “Claramente algo o alguien intervino, afectando el resultado de la elección en los lugares que importaban”, afirmó.
En las carreras por el Senado de este año, la cuenta general arroja otro balance. Los republicanos y los demócratas llegaron a un empate virtual: hasta la semana pasada, los republicanos habían logrado 39,196 millones y los demócratas, 39,247 millones.
De todas maneras, es sabido que las contiendas por el Senado son menos útiles como criterio general porque sólo un tercio de los escaños, o dos tercios de los estados, están en la boleta electoral en cada elección.
Según otro dato de TheGreenPapers, en las contiendas por la Cámara y el Senado, los republicanos invirtieron bastante menos que los demócratas por cada voto. Los republicanos gastaron $1.19 mil millones combinados en las carreras por la Cámara y el Senado, que equivale a $12.66 por voto. Los demócratas gastaron $1,49 mil millones, o $16,56 por voto. Eso es quiere decir que gastaron aproximadamente un 30% más por voto que los republicanos.
Entre los demócratas, también tomaron nota de los datos generales de la Cámara de Representates. David Shor, un científico de datos del partido de Biden, lo admitió en diálogo con el podcast “Ciencia de la política” del Centro Niskanen: “Realmente parece que hubo una ola roja en todo el país excepto en los lugares que importaban”, ironizó.
El recuento definitivo incluso parece servir de consuelo entre encuestadores, que comienzan a advertir que la tendencia que registraban los sondeos se materializó de alguna manera el 8 de noviembre. Claro, no sirvió para prever la composición del Congreso ni el impacto político de un resultado que fortaleció a Biden y golpeó como nunca a Trump.