Si las democracias occidentales y los organismos multilaterales de crédito no brindan soporte financiero y no impulsan inversiones en Argentina, estarán condenando al fracaso al presidente Javier Milei, objetivo político del peronismo, del socialismo del siglo XXI y el Grupo de Puebla, una trilogía de izquierda que considera al flamante mandatario como su mayor enemigo. El libertario ha encontrado un país devastado, en ruinas, con 45% de pobres, 21 millones y 10%, 4,5 millones en indigencia.
Según Milei, “6 millones de niños hoy en la noche se irán a dormir con hambre, caminan descalzos por las calles, otros cayeron en la droga y 84% de estudiantes no termina la escuela en tiempo y forma”.
Este dramático panorama ocurre cuando la inflación escala 143% y podría llegar a 10.000% de no adoptarse medidas radicales, urgentes, que necesariamente provocarán escasez, desempleo y alza de precios, como sucede con la gasolina que en cinco días se ha incrementado 38 por ciento.
El ministro de Economía Luis Andrés Caputo sostuvo que “vamos a estar en un par de meses peor que antes”, el Gobierno espera una inflación hasta de 40% de diciembre a febrero y el ajuste fiscal ascenderá a USD 20 mil millones, con severos recortes a subsidios al transporte y la energía, reducción de 18 a 9 ministerios y de 106 a 54 secretarías, así como 50% de cargos jerárquicos.
Más aún, se ha suspendido la publicidad estatal por un año (Cristina Kirchner invirtió USD 1.000 mil millones de 2012 a 2015 y Alberto Fernández, USD 402 millones de 2020 a 2023); no habrá más licitaciones ni obras nuevas; el dólar oficial subió de 366 a 800 pesos y no se renovarán los contratos provisionales de empleados públicos, 60.000 de ellos con vencimiento a fines de diciembre.
Ante esta hecatombe no había otra ruta que una política de shock, que será resistida por la oposición justicialista, que es el partido más fuerte y mejor organizado y controla nueve de las 23 gobernaciones, así como ambas cámaras legislativas.
Los libertarios, en cambio, solo cuentan con 32 de 267 diputados (15%) y siete de 72 senadores (10%), una bancada débil que deberá buscar coalicionarse con otros representantes no peronistas para contar con soporte en el Congreso. Las protestas públicas constituyen el fuerte de la oposición, desde los agitados tiempos del general Perón.
Fuente: Infobae