Los eclipses solares totales son eventos astronómicos realmente impresionantes. Por unos minutos, la Luna se posiciona de tal manera entre la Tierra y el Sol que interfiere en el camino de la luz emitida por la estrella central de nuestro sistema planetario. Como consecuencia, provoca que el día se convierta abruptamente en noche. Los efectos visuales que generan son imperdibles y es un espectáculo para cualquier persona que pueda presenciarlo. Además, le permite a los astrónomos realizar experimentos y observaciones relacionadas con el comportamiento del Astro Rey.
Hace más de 100 años, uno de estos tipos de eclipse logró corroborar por primera vez la teoría de la relatividad de Albert Einstein. Los astrónomos pudieron observar las estrellas durante el día, algo imposible de realizar sin la oscuridad que aportó la Luna. Mediante cálculos concluyeron que la luz de los astros se doblaba alrededor del Sol, ya que su posición durante el día se veía distinta a la real.
Esto comprobaba que, como lo había propuesto el físico de origen alemán, el espacio y el tiempo se encuentran interconectados en un tejido que conforma al universo, y que la gravedad era el resultado de una curvatura de ese tejido causada por un cuerpo masivo, como el Sol en este caso.
En las próximas horas, va a ocurrir uno de estos fenómenos y será visible en Norteamérica, específicamente en México, Estados Unidos y Canadá. Existen varias razones por las cuales este evento será importante, y múltiples claves para poder entenderlo y disfrutarlo plenamente durante los pocos minutos que dura.
Que se trate de un eclipse total quiere decir que la Luna se encuentra en el punto de su órbita elíptica más cercano a la Tierra, lo que le permite cubrir al Sol por completo y dejar ver su capa más externa denominada “corona”. Cada 11 años el campo magnético del sol cambia y genera ciclos de mayor y menor actividad de la estrella. En este momento, su intensidad está casi al máximo. Gracias a la obstrucción causada por el satélite terrestre, los procesos solares podrán ser observados en todo su esplendor.
Las diferencias entre los tipos posibles de eclipses radican en la posición de la Luna con respecto a la Tierra y al Sol. En el caso de un eclipse parcial, la Luna solo cubre una parte del Sol con su penumbra, que es su sombra menos oscura. El tipo anular sucede cuando el satélite está perfectamente alineado con la Tierra y el Sol, pero, a diferencia de lo que sucede en un eclipse solar total, está en su punto más lejano con relación al planeta. Debido a esto, la Luna cubre a la estrella con su sombra más oscura, la umbra, de tal manera que deja ver un “anillo de fuego” a su alrededor. En ambos casos la luz emitida por el astro disminuye, pero no se logra el mismo efecto de oscuridad que produce el eclipse total.