Florida, pudiera teñirse de rojo republicano

Los demócratas están cada vez más preocupados de que Florida, que alguna vez fue el principal estado indeciso del país, pueda desaparecer este otoño para convertirse en un bastión republicano por excelencia, incluso, el condado Miami-Dade también. La semana pasada, durante un desfile demócrata en carritos de golf en la comunidad The Villages con una notable escasa asistencia, la candidata al Senado Vals Devimgs comprobó que las posibilidades de ganar su contienda son casi nulas.

Trump y DeSantis, motores del voto republicano

Votantes rurales e hispanos independientes o demócratas se definen ahora como republicanos y conservadores. La victoria de Donald Trump en el 2016 y luego en el 2020 marcó la evolución después de que el estado respaldara dos veces a Barack Obama. Aunque Trump, supuestamente, perdió la Casa Blanca en 2020, se impuso en Florida por más de 3 puntos porcentuales, un margen notable en un estado donde las elecciones se deciden regularmente por menos de un punto porcentual.

DeSantis venció al demócrata Andrew Gillum hace cuatro años por 32.436 votos de más de 8,2 millones emitidos, un margen tan estrecho que requirió un recuento. Pero en los cuatro años transcurridos desde entonces, los republicanos han borrado una ventaja en el registro de votantes que los demócratas de Florida habían protegido durante décadas.

Cuando se cerró el registro para las elecciones de 2018, los demócratas disfrutaron de una ventaja de 263.269 votos. Al 30 de septiembre, los republicanos tenían una ventaja de 292 533 votantes, una oscilación de casi 556 000 votantes registrados durante el primer mandato de DeSantis.

“Ya no somos un estado cambiante. De hecho, estamos aniquilando a los demócratas”, dijo el presidente del Partido Republicano de Florida, Joe Gruters, uno de los principales aliados de DeSantis. Y aunque dice que su Partido se ha centrado en los temas tradicionales como el alto costo de vida, la inflación y el caos en la frontera sur, Gruters se inclinó por las luchas culturales, especialmente la oposición del Partido Republicano de Florida a la educación sexual y los problemas LGBTQ en las escuelas primarias, que han definido el mandato de DeSantis.

“No quiero que nadie más les enseñe a mis hijos sobre los problemas de género, en vez de aprender física, matemáticas, idioma, ciencias naturales, geografía e historia”, dijo Gruters. “A eso enviamos a nuestros hijos a las escuelas y no a que los adoctrinen con ideologías y los confundan, al mejor estilo de las dictaduras en el mundo”, agregó.

Florida, el gran obstáculo para la Casa Blanca

El gobernador, con un trabajo impecable en la economía, educación, seguridad nacional, y política en general, asumió desde el principio el asunto de inmigración con la seriedad que requería y como un tema de seguridad nacional, además de los cuantiosos gastos del dinero de los contribuyentes.

Expertos consideran que las últimas encuestas muestran datos moderados respecto a las claras señales del descontento de los floridanos y en general de la gran mayoría de los estadounidenses en todo el país con las políticas de Joe Biden y su agenda de extrema izquierda.

El gobernador DeSantis, un republicano de 44 años con historial envidiable de servicio a la nación, tampoco ha desantendido temas sociales delicados. Firmó nuevas leyes que prohíben los abortos después de las 15 semanas de embarazo, bloqueó la mal llamada teoría crítica de la raza y los problemas LGBTQ de la enseñanza de las escuelas de Florida, además de liderar los esfuerzos para eliminar el estatus fiscal especial de Disney por sus controversiales acciones contra los derechos de la familia tradicional y contra la salud mental de los niños. DeSantis podría convertirse en el primer floridano en ganar una carrera para gobernador por más de 1 punto desde 2006. Ese tipo de actuación también impulsa aún más a Rubio en las elecciones al Senado de EEUU. En la Cámara Baja, el Partido Republicano puede arrebatar hasta 20 de los 28 escaños en disputa en la Cámara de Representantes en Washington.