Se comenzó a constatar los considerables daños causados por el huracán Ian, en un panorama de ciudades devastadas, millones de personas sin electricidad y temores de que el costo humano pueda ser «sustancial». Luego de una noche de angustia, los residentes de Florida revisaban sus hogares y comunidades. En la pequeña ciudad de Iona, en la costa oeste, Ronnie Sutton, que aún no ha podido regresar a casa, dijo estar convencido de que el agua lo había destruido todo. «Es terrible. Supongo que es el precio a pagar cuando vives al nivel del mar. A veces te sale el tiro por la culata», se lamentó.