Con la intención de justificar el caótico mandato de Joe Biden y la extrema izquierda, ahora los grandes medios de prensa buscan desviar la atención de su edad. Los estadounidenses realmente están de acuerdo en algo en esta época de cruda discordia en el país: Joe Biden “está demasiado viejo” para ser un presidente eficaz en un segundo período, cuando el primero ha sido el peor de un mandatario estadounidense en la historia del país.
Donald Trump, que es unos pocos años menor que él, genera menos preocupación por su edad. Y es que claramente la diferencia con Joe Biden resulta bastante notable en cuanto a capacidad mental y física. De ahí el masivo apoyo al expresidente, todo lo contrario que le ocurre al actual inquilino de la Casa Blanca.
Lo menos importante acerca de las encuestas sobre Biden y los demócratas es la edad del mandatario, sino las crisis que han creado dentro y fuera del país, entre ellas la caótica salida de las tropas estadounidenses de Afganistán, una inflación récord de 9,1% que aún persiste alta después de casi tres años, la crisis humanitaria y de violencia en la frontera con la entrada de más de 6 millones de personas ilegales hasta ahora y el amplio costo para los contribuyentes, junto al incremento del tráfico de fentanilo por la frontera y las muertes a consecuencia de este flagelo.
Como la mayor parte de los políticos son de edad avanzada y se requeriría hacer cambios en la Constitución, no es de esperar que se logren dichos cambios con prontitud. De todas formas, el sondeo deja entrever que mucha gente de diversas tendencias políticas está abierta a que un rostro más joven, o más novedoso, o ambos, capture la imaginación del público.
La campaña de los grandes medios de izquierda y de extrema izquierda parece inclinarser ahora hacia la tangente de la edad y no, como era de esperar, hacia la desaprobación de más de 70% de la gestión presidencial de Joe Biden.
Más del 80% de los índices económicos del país se han mantenido en rojo durante más de dos años resaltando el incremento de la deuda pública récord sobre los casi 32 billones de dólares, una recesión hipotecaria con 14 meses de fuertes caídas en las ventas de viviendas de uso y nuevas, recesión que el gobierno niega al igual que lo hizo con los dos períodos de caída del Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos; el freno del consumo a pesar de que los grandes medios de prensa y el gobierno afirman lo contrario, un déficit comercial récord en 2021 y 2022 y una contracción durante 9 meses de la actividad manufectarera, entre muchos otros graves problemas económicos.
A todo lo anterior se le agrega la crisis bancaria que no ha terminado y los casi 200.000 millones de la guerra de Ucrania, una carga del gobierno de Biden para los contribuyentes estadounidenses.