La “posición adelantada” (Ofsside) fue pensada para evitar que el atacante pueda sacar ventaja, ubicándose delante del último defensor a la hora de recibir un pase. Claro que los ojos humanos han cometido muchísimos errores a lo largo de las décadas, viendo adelantados donde no los había o levantando la bandera ante jugadores habilitados. El nuevo VAR semiautomático, que ya tiene historia en ligas europeas pero que debuta en el mundial de Catar, irrumpe con la idea de erradicar estas injusticias que puedan ser producidas por la falibilidad humana.
¿Cómo funciona ? Con sensores triangulados, que incluyen hasta el seguimiento del balón, que se manifiestan en una recreación digital en un monitor. De esta manera, en menos de medio minuto, el árbitro del juego está en condiciones de saber si existió o no una posición adelantada que amerite dejar sin efecto o convalidar un gol.
Ahora, la aplicación milimétrica del reglamento, obtenida con el apoyo de la tecnología, abre el mismo dilema que el VAR automático pensaba resolver. ¿Es más justa la aplicación a rajatabla cuando, por ejemplo, lo que está adelantado es una mano? Si un delantero se encuentra parado en la misma línea del defensor al momento de salir el pase, pero circunstancialmente, por el mismo movimiento de correr, medio brazo quedó “fuera de juego”, evidentemente no hay una intención de tomar ventaja. Más que nada es una circunstancia casual de la jugada.
Claro que para este planteo es válida la respuesta ortodoxa: “Todo el jugador debe estar en la misma línea o detrás del defensor, si no es de esta forma, es posición adelantada y punto. Sin embargo, cuando a los jugadores ya se les haya “hecho carne” la vigencia del sistema tecnológico, lo cierto es que existirá un impacto en los planteos y en las acciones de juego. Sobre todo, de los equipos con delanteras más aceitadas. Es decir, el VAR automático, que propone incrementar los márgenes de justicia para los dos equipos, tendrá un impacto desigual entre los diferentes planteos. Hará que las formaciones con individualidades más peligrosas actúen de manera más “conservadora” a la hora de atacar e incentivará a las defensas a planteos más técnicos.
Viendo el último Arabia – Argentina, el impacto de la nueva herramienta parece beneficiar a los planteos como el de los saudíes. No solamente por los goles invalidados a la albiceleste, sino por la metódica defensa en zona que hicieron. Probablemente, los más perjudicados sean los equipos con delanteros hábiles, que buscan quebrar la última línea de defensa con una habilitación quirúrgica de algún volante creativo talentoso.
Puede que, para los latinoamericanos, sobre todo para brasileños y argentinos por su tradición futbolística, lo que se pueda perder sea más costoso de lo que se gane. Sin embargo, también es cierto que estas herramientas, hasta cuando se equivocan, lo hacen para todos por igual. Si en algo se avanza es en la permanente suspicacia que algunos errores arbitrales puedan haber tenido que ver con una eventual mala intención o favoritismo, en lugar de una equivocación no intencional.
Se trata de un nuevo dilema abierto, que recién empieza a discutirse, con tantos argumentos a favor como en contra. Lo único claro e indiscutible es que el fútbol empieza a cambiar y ya no es el mismo de antes.