Que en Argentina no se hable de otra cosa que no sea la selección genera un impacto político que afecta de diferentes maneras a los espacios de la dispar coalición de gobierno peronista.
Para este lunes, el kirchnerismo había convocado a un acto de respaldo a Cristina, pero el mismo fue suspendido por contagio de COVID-19 de “la jefa”. No fueron pocos los desconfiados que aseguraron que, más que coronavirus, La Cámpora estaría teniendo problemas de convocatoria. Sea como sea, la presentación en el Centro Cultural Kirchner (CCK) fue pospuesta una semana y no hay margen de error. Aunque no exista ninguna garantía de que grandes manifestaciones populares puedan impactar en la causa, Cristina necesita presionar lo máximo posible al Poder Judicial, pero también al peronismo de cara a las listas de 2023, de las que dijo que no participará. Sin embargo, aunque a su ego e intereses afecte, en Argentina todo es Messi, Martínez, Scaloni y ella pasó a ser más irrelevante de lo que su elevada autoestima pueda tolerar. Y el tiempo pasa, su poder se licúa, el peronismo se rearma y se acerca el fallo firme.
Sin embargo, haber pasado a un segundo plano, por no decir tercero o cuarto, es lo mejor que le podía pasar a Alberto Fernández en su último diciembre como presidente. Ya sin ganas de competir por la reelección, como el mismo sugirió esta semana, que le entretengan al país con semejante distracción es un regalo del cielo. Desde la crisis de 2001, diciembre es el mes caliente para la política y la economía argentina. Las presiones de las mal llamadas “organizaciones sociales” se multiplican y siempre aparecen los fantasmas de los saqueos y la conflictividad social. En este diciembre mundialista, con una Argentina ya entre los cuatro mejores del mundo, Alberto no solo capitaliza la poca atención que genera el dólar o la inflación, sino que sabe que los grupos de presión que lo interpelan tampoco encontrarán oídos en la opinión pública.
Con un Sergio Massa de ministro de Economía que busca consolidar su plan morfina (porque es pan para hoy y hambre para mañana) atravesar diciembre de 2022 sin sobresaltos es probablemente lo mejor que le haya pasado a Alberto Fernández. No es casual que el presidente se haya subido fervientemente a la fiebre mundialista y su vice no mencione una sola palabra del campeonato mundial y la selección argentina.
Marcelo Duclos