El destino incierto de las democracias

La democracia no puede sobrevivir cuando de un lado se piensa que solo hay dos resultados en las elecciones, a saber “ganan o fueron engañados”. El preámbulo, “los autócratas están reinventando la política del siglo XXI”. Las democracias se enfrentan a un nuevo enemigo, que en lugar de desafiarlas desde afuera lo hace desde adentro. El cuestionamiento al sistema, brutal. Analiza uno de los temas más controversiales de las últimas décadas. Y no hay dudas, asusta. Pues, el propio presidente de los EE.UU Advierte que “la democracia no puede sobrevivir cuando de un lado se piensa “que solo hay dos resultados en las elecciones, a saber “ganan o fueron engañados”. Y adiciona, “esa es hoy la apuesta, calificándola, como “una democracia kleenex”. Es para preguntarse ¿Qué queda del sistema político, ponderable y ponderado”. Churchill lo calificó “como el menos malo de los regímenes para conducir a los pueblos”.

“La Constitución” es la fuente primaria de la democracia y que a aquella han de sumarse los preceptos restantes y su interpretación y aplicación. La asumiríamos, entonces, como la forma de gobierno en la cual el pueblo tiene autoridad para estatuir las leyes y elegir a quienes han de gobernarle. Acudimos a la “Teoría del Estado”, de Kelsen, sorprendiéndonos con que “el Estado es una ficción que el derecho define”. La historia revela un juego de las tradiciones como fuente de la verdad, la vigencia de las ideas y el cuestionamiento de las instituciones (imperios, Estado y democracia), el cual a pesar del jamaqueo prosigue. Preguntarse con respecto a la vigencia democrática es reafirmar que “uno de los mayores retos en el siglo XXI es qué deben hacer “las democracias”, específicamente, donde está siendo atacada por tiranos o autócratas que se hacen pasar por demócratas (Naím). Es uno de los grandes retos sin respuesta pero es importantísimo comenzar a entender que es necesario. Que no es algo que solo afecta a los países vecinos sino a todos. Los demócratas del mundo deben actuar. El venezolano de estar refiriéndose a los EE. UU. ha de entenderse que es una denuncia más que preocupante.

Nos pareció prudente, asimismo, apelar a “la teoría constituyente”, fuente que nutre al derecho constitucional y, consecuencialmente, a la democracia. Con pretensión exagerada acudimos a prólogos del libro “La Teoría Constituyente (Explicada en algunas lecciones por Petra Dolores Landaeta)”, por los académicos Julio Rodríguez y Carlos Ayala”: “El profesor Luis Beltrán Guerra G., en un libro profundo y sencillo a la vez, que combina la teoría constitucional con el análisis social y económico, nos presenta en esta nueva obra la preocupación de Petra Dolores Landaeta sobre la deuda social de la democracia. Se trata de una tesis que usualmente ha sido bandera de populistas para soliviantar a las masas ofreciendo prebendas y soluciones milagrosas, explotándose la ambivalencia entre derechos políticos y sociales, para que quienes pernoctan en la miseria terminen inducidos por la explotación de la esperanza, sin importarles perder la libertad”. Reafirmando que esta práctica es ya universal y muy particularmente en América Latina.

El precepto revela, sin duda alguna, la legítima preocupación del constituyente ante “la ola de dictaduras castrenses que han existido a lo largo de América Latina y otras partes del mundo. Pareció prudente traer a colación la denominada “Revolución Árabe”, la de “La Plaza Tahir” en Egipto, para deponer a Bosni Mubarak, y cuyas frustraciones Alaa Al Aswani narra descarnadamente en “La República era esto”. La ocasión permitió, asimismo, traer a colación el libro “Horacio Contreras, La Ilusión de un soldado”, cuyas páginas revelan el sueño de la venezolana Lastenia Contreras, asambleísta en la Constituyente de 1947, fuente de la denominada “Revolución de Octubre”, para que su hijo sea soldado instruido para demandar la observancia de la Constitución, lo cual no es golpe de Estado si el régimen es antidemocrática.

Luis Beltran Guerra