Divas, bellas y unidas

Memorias de un encuentro inesperado

Lo ocurrido, lo que aconteció ayer viernes por la noche en Gitano Miami, tiene ribetes de sorpresa; aunque claramente, dentro de cada historia, todo reencuentro es bueno, tal vez (y si se me permite la expresión) porque todo reencuentro posee algo de mágico.

Entre la confortabilidad acostumbrada de los almohadones de uno de los lugares más exclusivos de South Beach, en la cena acordada, se produjo el encuentro, felizmente esperado.

Marcela Tinayre y su nieta Ámbar de Benedictis, se reencontraron con Valeria Gastaldi. En un marco acorde a las figuras, la ex Bandana (e hija de Marcos Gastaldi), compartió con la hija de Mirtha Legrand y la más pequeña de la familia, momentos íntimos donde se apreciaron, claramente, la excelente convivencia y cariño recíproco que se profesan. Como familia al fin, fueron protagonistas de una velada impostergable, oportuna y especialmente organizada por Gaby Álvarez.

“Hermana del Alma” fue la calificación que utilizó Juanita Viale para Valeria Gastaldi frente a cámara al iniciar el ciclo de Almorzando con Juana. La valoración no pasó desapercibida para un severo público que recuerda que, la relación entre ambas se había visto afectada once años atrás, por unas inconvenientes fotografías entre Juana y Martín Lousteau, ex pareja a su vez de Valeria.

Sin embargo, más allá de los diversos o posibles desenlaces, se alzan las metas superadoras. La relación hoy, es más que cercana; un nuevo bálsamo para compartir sana convivencia y desde el corazón. Hoy es hoy, y parafraseando a Gustavo Cerati: “Siempre es hoy”, por lo tanto, todo lo bueno que ocurra en el presente, condiciona favorablemente el devenir.

Lo cierto es que, en Gitano Casa Faena Miami, las damas compartieron, sonrieron posaron para sendas fotografías y dejaron claro el compromiso inextinguible del respeto mutuo. No es casual que Marcela Tinayre, contenedora natural, inigualable gestora de eternos encuentros en pos de la calidad y la proyección, haya estado presente.

Las historias mágicas siempre suelen tener un final feliz, sin embargo, nos encanta ver cuando una de estas, además tiene un comienzo de extraordinaria prosperidad y proyección.

Definitivamente, son horas para recordar; para comenzar a sonreír con emoción.