Los fanáticos no solo se preguntan si los lanzamientos darán la talla frente a la popularidad de películas originales, también están pendientes de saber si cambiarán algo en ellas para obedecer a la moda progresista. Disney, la mundialmente conocida marca de películas infantiles, realizó por estos días su evento conocido como «D23 Expo», en Anaheim, California. Allí anunció los lanzamientos de los próximos meses. Por supuesto, aquellos fanáticos de la compañía y sus clásicos se mantienen a la expectativa con respecto a cómo esta empresa manejará estas producciones.
Proyectos del icónico Universo Marvel, de Pixar y de Walt Disney Pictures verán luz en algunas semanas. Por ejemplo, las versiones en live action de Blancanieves, La Sirenita o Peter Pan y Wendy, así como The Mandalorian o Loki. También, revivirán films como Santa Cláusula, un clásico de películas estrenado en 1994. Es decir, que el público infantil que vio esta película transita actualmente sus 30 años de edad.
Sin embargo, a lo largo de los últimos años, parte del público —muchos hoy son padres— rechaza imposiciones en los hilos narrativos de las historias, las cuales obedecen a un afán de la compañía por sumarse a la ola progresista, y hacer ver, que apoyan causas sociales cuando detrás hay un enorme aparato de mercadeo que busca ganancias millonarias. Es así, como llovieron las críticas cuando se anunció una nueva protagonista de raza negra para La Sirenita o una actriz de ascendencia colombiana para Blancanieves mientras la historia reafirmaba el prototipo hacia las personas con enanismo. Ese último caso, dejó en evidencia «la hipocresía» de la empresa, aseveró el actor de Hollywood Peter Dinklage.
Entonces, al ver lo que está ocurriendo, los fanáticos no solo se preguntan si los lanzamientos darán la talla frente a la popularidad de películas originales. También se preguntan si cambiarán algo en ellas para obedecer a la moda progresista.
Los precedentes que Disney olvida
Disney sacó de The Mandalorian a la actriz Gina Carano el año pasado por emitir una opinión políticamente incorrecta para la empresa al no estar alineada con el progresismo y la izquierda. Sin embargo, no hubo consecuencias para uno de sus compañeros de elenco2 adepto al Partido Demócrata por hacer un comentario similar tiempo atrás. Esa hipocresía e imposición de pensamientos es lo que se le critica al enorme conglomerado de historias infantiles.
Otro precedente ocurrió con el lanzamiento de Mulán en su versión live action. La historia se filmó en Xinjiang, China, donde la minoría musulmana uigur es sometida en campos de concentración por orden del régimen comunista de Xi Jinping. Sin emabergo, Disney, obvió las denuncias de países y organizaciones internacionales y prefirió agradecer a las autoridades de esa región.
Y es que cuando se es fiel a las historias, sin tintes ideológicos o hipocresías, los fanáticos responden positivamente. La prueba —cuando las salas de cine estaban siendo habilitadas luego de la cuarentena por la pandemia— fue el estreno de «Spider-Man: No Way Home». Explotó en audiencias y se convirtió en la película más taquillera de 2021. Una de los cosas que no hubo, fue justamente imposiciones de la moda woke. Fue una historia impecable de superhéroes.