La crisis sanitaria provocada por la enfermedad COVID 19 ya lleva dos años y medio desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró formalmente el estado de pandemia por coronavirus. Con el transcurrir de los meses se agregaron otras definiciones como el long COVID, o COVID prolongado que son un conjunto de síntomas que algunas personas manifiestan tras la enfermedad. Y dos de los más comunes son la fatiga y el dolor de cabeza persistente. Los expertos observan como pasadas varias semanas de cursar coronavirus, un agotamiento en las personas en los consultorios.
Esta semana, investigadores del Medical College of Georgia (MCG) publicaron un estudio científico en la revista ScienceDirect donde comprueban que la fatiga y el dolor de cabeza fueron los síntomas más comunes informados por personas con un promedio de más de 4 meses después de tener COVID-19. Los dolores musculares, tos, cambios en el olfato y el gusto, fiebre, escalofríos y congestión nasal fueron los siguientes en la larga lista de síntomas persistentes. “Nuestros resultados respaldan la creciente evidencia de que hay síntomas neuropsiquiátricos crónicos después de las infecciones por COVID-19. Hay muchos síntomas que al principio de la pandemia no sabíamos qué hacer con ellos, pero ahora está claro que hay un síndrome de COVID prolongado y que muchas personas se ven afectadas”, precisó la doctora Elizabeth Rutkowski, neuróloga y autora del estudio.
El estudio publicado informa sobre los hallazgos preliminares de la primera visita de los primeros 200 pacientes inscritos en el Estudio de cohorte prospectivo neurológico y molecular de COVID-19 en Georgia, llamado CONGA, que fueron reclutados en promedio unos 125 días después de dar positivo por COVID-19.
CONGA comenzó a registrar enfermos en el MCG a principios de la pandemia en 2020 para examinar la gravedad y la longevidad de los problemas neurológicos. Así, se empezó a inscribir participantes en marzo de 2020 con el objetivo final de reclutar 500 en cinco años. El 80% de los primeros 200 participantes informaron síntomas neurológicos con fatiga, el síntoma más común, informado por el 68,5 %, y el dolor de cabeza le siguió con un 66,5 %.
Mayor inflamación: ¿otro síntoma?
Una de las razones por las que la fatiga parece ser un factor tan importante entre las personas que tenían COVID-19 se debe potencialmente a que los niveles de inflamación, la respuesta natural del cuerpo a una infección, siguen siendo elevados en algunas personas. Por ejemplo, las muestras de sangre tomadas en la visita inicial y nuevamente en el seguimiento mostraron que algunos marcadores inflamatorios estaban elevados y permanecieron elevados en algunas personas. Estos hallazgos y otros indican que, aunque los anticuerpos contra el virus en sí pueden desaparecer, la inflamación persistente contribuye a algunos de los síntomas como la fatiga, dice. Ella señala que los pacientes con afecciones como la esclerosis múltiple y la artritis reumatoide, ambas consideradas afecciones autoinmunes que, en consecuencia, también tienen altos niveles de inflamación, también incluyen fatiga como síntoma principal.