Conceptos sobre censura y libertad de expresión

Por Carlos Pereyra

El concepto de libertad de expresión que manejamos, no apunta a que nunca podamos distinguir lo verdadero de lo falso o, especificamente, lo bueno de lo malo. Claramente, sólo podemos saber con certeza que tenemos las respuestas correctas, cuando celebramos reales debates en los cuales no se aplasta a ninguna de las partes.

Pero quienes poseen un pensamiento adverso, se apresuran a responder que algunas ideas son obviamente falsas o moralmente aborrecibles: «¿Y el nazismo? ¿O la teoría de la Tierra plana?». Si concedemos a cualquier autoridad central el poder de decidir por todos lo que es «verdadero», le damos la oportunidad de distorsionar los hechos para sus propios fines. Incluso si esta autoridad no es maliciosa, al menos significará que las consecuencias de cualquier error inocente que cometan recaerá sobre toda la sociedad.

Entonces, ¿A quién se le confía esta responsabilidad? ¿A los científicos, autoridades intelectuales? ¿A las autoridades políticas, que acusaron a la gente por oponerse a las guerras del ayer, y pretenden hacer lo mismo hoy? O tal vez son tal vez son las empresas de medios con decisiones incorrectas?

Por eso, en última instancia, es irrelevante que las cosas que se censuran sean falsas. El poder de censurar cosas falsas permite censurar cosas verdaderas con la misma facilidad.