La lista de investigados por la Justicia que conforman el equipo de transición de Lula -que en un principio se habló de unos 18 – se eleva a un total de 67. Aquí se presentan los nombres y casos de cada uno. Tal parece que en el PT no hay cuadros políticos desvinculados de los sobornos en Petrobras, el caso Odebrecht y todo lo que representó la operación Lava Jato.
Tener antecedentes judiciales parece ser el requisito obligatorio para formar parte del equipo del presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. La lista de personas incorporadas a la transición que fueron o están siendo investigadas por organismos policiales u órganos adscritos al Ministerio Público es escandalosamente larga. Son un total de 67 investigados por distintas causas, la mayoría vinculadas a la operación Lava Jato, por la que el propio Lula da Silva pagaba dos condenas antes de que el Supremo Tribunal Federal (STF) se las anulara para habilitar su candidatura.
El mayor escándalo de corrupción en Brasil y en toda América Latina persigue al Partido de los Trabajadores (PT) y sus principales líderes. El caso Odebrecht, los sobornos en Petrobras y la operación Lava Jato conformaron una gigantesca red que gira en torno a la organización política del fundador del Foro de Sao Paulo. A pesar de las inocultables manchas en su currículo, Lula da Silva fue casi beatificado por la prensa local e internacional durante la campaña, con ayuda del máximo tribunal y del árbitro electoral. Así, por ejemplo, el magistrado del STF, Alexandre de Moraes, quien además preside el Tribunal Superior Electoral (TSE), no solo había ordenado censurar cualquier publicación que cuestionara el resultado sino que también prohibió llamar “corrupto”, “ladrón” o “exconvicto” a Lula en los medios y en las redes sociales.
No es un secreto que siete de los once jueces del STF fueron designados durante los gobiernos del Partido de los Trabajadores (Lula da Silva y Dilma Rousseff). Y el octavo magistrado alineado abiertamente con la izquierda es Alexandre de Moraes (postulado por Michel Temer). Este polémico personaje también ha dirigido la persecución contra los manifestantes que protestan contra el resultado electoral, ordenando incluso bloquear cuentas bancarias.
El camino para el retorno de Lula al poder fue blindado en lo judicial, electoral y mediático. La transición avanza para que el próximo 1 de enero se posesione nuevamente como presidente de Brasil. Pero sin haber asumido el cargo ya se vislumbra un gobierno complicado, que no solo tendrá ambas cámaras del Congreso en contra sino que deberá lidiar con un pasado salpicado por múltiples escándalos de corrupción imposible de borrar. Y tal parece que en su entorno no hay cuadros políticos desvinculados de ese pasado. Incluso muchos siguen hasta la fecha con causas judiciales abiertas.