Brasil: Los cristianos protagonizan campaña presidencial

El Estado brasileño es uno laico, pero el 84 % de su población es cristiana. De ese porcentaje, lo compone un 50 % católicos y el otro 34 % son protestantes según una encuesta de Datafolha de 2019. Esto es importante tenerlo en cuenta al momento de analizar políticamente a esta sociedad y en especial, al ver cómo se va desarrollando la campaña electoral. En cuanto a las candidaturas de derecha, es bien sabido que el Presidente Bolsonaro es cristiano y lo manifiesta con la mayor naturalidad. Asimismo, la candidatura del PTB es de cuño cristiano, pues Roberto Jefferson, evangélico, se acompaña del Padre Kelmon (católico ortodoxo) como su vicepresidente. Por su parte, la izquierda se ha caracterizado por promover con vehemencia la tesis de la separación de la religión de la política y a partir de allí ataca a la iglesia en varios niveles de la sociedad. Recordemos que ellos se basan en la idea marxista de que la religión es el opio del pueblo.

Siendo esto así, los candidatos de la izquierda han posicionado una narrativa anticristiana compuesta por la deconstrucción de la familia; el asesinato de niños inocentes a través del aborto; la sexualización de los niños desde la educación básica; la banalizacion e irrespeto a la figura de Jesús, la Virgen y los santos; la legalización de las drogas; la destrucción de templos espirituales; el señalar y perseguir a los religiosos como retrógrados y fanáticos; y en fin poner en duda la existencia misma de Dios.

A pesar de todo esto, en esta campaña hemos podido ver a candidatos de la izquierda participando de misas y ritos cristianos con el fin de agradar al electorado. Pero estas actitudes son rechazadas por la población en redes sociales, recordando con videos y noticias como estos actores políticos han mantenido sostenidamente un ataque a la Cristiandad durante sus trayectorias como políticos. Esto es irónico, sabiendo que las bases del PT fueron construidas con un fuerte protagonismo de la Iglesia católica desde las parroquias promoviendo la “Teología de la Liberación”, una acción que articuló Gilberto Carvalho, quien fue Ministro-Jefe de la Secretaría General de la Presidencia de la República cuando Dilma Rousseff era presidenta.

Ahora bien, no han pasado todavía 10 días del comienzo oficial de la campaña y ya el Supremo Tribunal Federal, controlado por una mayoría de magistrados abiertamente de izquierda, ha negado el acceso a las finanzas del PTB para llevar adelante su legítima candidatura presidencial, la cual, aún siendo simbólica en apoyo a la reelección del Presidente Bolsonaro, ha despertado muchas simpatías por unir políticamente con éxito a líderes católicos y protestantes en una sola causa. A estas alturas no existe otra acción de este tipo contra ninguna otra candidatura presidencial u otro partido político.

Cabe destacar que el artículo 5 de la Constitución brasileña, en su numeral 6, garantiza a los ciudadanos la libertad religiosa de la siguiente manera: «Es inviolable la libertad de conciencia y de creencia, estando asegurado el libre ejercicio de los cultos religiosos y garantizada, en la forma de la ley, la protección de los locales de culto y sus liturgias.» Por lo tanto, se entiende que el Estado no regula las estructuras y formas de jerarquía de cualquier religión, en especial, la que se refiere a la Cristiandad. En otras palabras, un gobierno no puede decir quién es o no Padre o Pastor. Pero, aunque parezca esto muy obvio, la Red Globo, el mayor conglomerado de medios de comunicación del país, ha comenzado desde el viernes pasado una campaña en contra de la candidatura del Padre Kelmon acusándolo de «falso Padre» basándose en falsas noticias creadas en el pasado y que fueron desmentidas por las autoridades de la Iglesia Católica Ortodoxa.

Recordemos que la Red Globo es conocida por la sociedad como «Globolixo» (Globobasura) por tornar fervientemente su línea informativa contra el gobierno del Presidente Bolsonaro y por promover las más fuertes pautas anticristianas para el consumo de la población. Sólo para ver de qué se trata esto, el lector puede buscar en YouTube «Globolixo» o la etiqueta en redes sociales, y verá los miles y miles de contenidos audiovisuales referidos a esta situación. Es el mismo pueblo denunciando tan exacerbado objetivo comunicacional.

Todos estos ataques contra el cristianismo desde el poder, no se diferencian de los ataques que realiza el régimen de Ortega en Nicaragua contra sacerdotes e Iglesias. Este régimen ha encarcelado a Padres y los ha llevado al recinto El Chipote, famoso centro de torturas del régimen. Son virales los videos de la policía negando a los fieles la entrada a las Iglesias, pues el régimen acusa a los sacerdotes de «crímenes de lesa espiritualidad». Señoras y señores, esto es el preludio a la criminalización formal del Cristianismo por primera vez en 500 años de civilización occidental en el continente.

¿Pero qué tiene que ver Nicaragua con Brasil? Mucho, pues Lula da Silva es un cercano amigo y defensor del régimen de Daniel Ortega en Nicaragua. Comparten las mismas ideas y coinciden en su manera de percibir al cristianismo. En Brasil se han registrado ataques contra cristianos y el más reciente caso fue el de la violenta invasión de una Iglesia en Curitiba liderada por un Concejal del PT, Renato Freitas. Este partido después de haber usado a la Iglesia Católica para sustentar políticamente el proyecto de su grupo criminal en el pasado, ahora la ataca con vehemencia.

Brasil está en una encrucijada, entre continuar siendo un país libre y con valores, o ser otro más en la lista en las manos del Foro de São Paulo. Estamos a poco más de un mes para que podamos saberlo.