Este miércoles 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, una fecha que según los colectivos femeninos, no es un festejo ni una fecha para celebrar o para llenar de halagos, regalos o detalles a las mujeres, ya que detrás de este día hay algo mucho más profundo y trascendental. Recordar a toda la sociedad la importancia de la lucha que han orquestado distintas mujeres de todo el mundo, desde hace ya muchos años, buscando la igualdad de derechos asi como la equidad.
La celebración del Día Internacional de la Mujer de las Naciones Unidas, homenajeará a las activistas y organizaciones que luchan por una tecnología y educación transformadoras para mujeres y niñas, explorará los efectos de la brecha digital de género en el crecimiento de las desigualdades sociales y económicas, pondrá de relieve la importancia de proteger sus derechos en los espacios digitales y abordará la violencia de género en línea.
Nuestra vida depende en la actualidad de una fuerte integración digital: desde atender a un curso, llamar a tus seres queridos, hacer una transacción bancaria o reservar una cita médica. Todo pasa actualmente por un proceso tecnológico. Sin embargo, un 37% de las mujeres del mundo no tienen acceso a él.
Si ellas no pueden tener acceso a internet y no existe un sistema que además les haga sentirse seguras navegando en el mundo digital, nunca podrán desarrollar las habilidades digitales necesarias para su día a día, lo que genera pérdida de oportunidades en sus vidas cotidianas, y más concretamente a la hora de estudiar carreras relacionadas con la ciencia y la tecnología.
Para 2050, el 75% de los trabajos estarán relacionados con las áreas STEM. Sin embargo, hoy las mujeres ocupan apenas el 22% de los puestos en inteligencia artificial, por mencionar solo un sector, y su acceso al mundo digital se encuentra más limitado, especialmente en países en desarrollo.
Incorporar a las mujeres y las niñas a la tecnología y la educación digital permite soluciones más creativas y tiene un mayor potencial para innovaciones que satisfagan las necesidades de las mujeres, promuevan la igualdad de género y fomenten el activismo. Su falta de inclusión, por el contrario, tiene un costo enorme.
También están generando amenazas sin precedentes para su bienestar. Los espacios en línea proporcionan nuevos escenarios para la violencia contra las mujeres y ofrecen a los agresores un anonimato y una impunidad mayores. La discriminación en el sector tecnológico y los sesgos de los propios sistemas automatizados perpetúan y afianzan aún más las desigualdades de género. Además, la falta de leyes y normativas mundiales provoca una mayor exposición de los grupos vulnerables a sufrir violaciones de sus derechos y de su intimidad.